309 aniversario del nacimiento de Émilie du Châtelet

El amor al estudio es, de todas las pasiones, la que más contribuye a nuestra felicidad.

Émilie du Châtelet

Hoy es el 309 aniversario del nacimiento de la matemática y física francesa Émilie du Châtelet.

Émilie le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet, dedicó su vida al estudio de las obras de los grandes científicos del momento. Su posición social le permitió desarrollar su inteligencia y su conocimiento matemático, llegando a realizar la traducción al francés de los Principia Mathematica de Newton. Su obra permitió el conocimiento del considerado mayor trabajo científico de la época en Francia, cuando los científicos franceses se resistían a sus ideas. Formó pareja con Voltaire, al que influyó intelectualmente, contagiándole su pasión por las ciencias.

chatelet

Gabrielle Émilie nace en París el 17 de diciembre de 1706, en una familia aristócrata de buena posición. Su madre se llamaba Gabrielle-Anne de Froulay y su padre Louis-Nicolas le Tonnelier de Breteuil, barón de Preuilliy, jefe de protocolo de la corte de Luis XIV.

El aspecto físico de Émilie preocupó a su padre desde que era muy pequeña. Era muy alta y grande para su edad y el gran tamaño de sus pies y manos hacían pensar al barón que su hija nunca se casaría. Quizás fuera este el motivo por el que Louis-Nicolas Le Tonnelier decide darle a Émilie, al igual que al resto de sus hijos varones, la mejor educación posible.

El barón de Preuilliy recibía en su salón parisino a destacados científicos y matemáticos. Desde los seis o siete años, Émilie, al no poder asistir al colegio como sus hermanos, recibió una selecta educación rodeada de un entorno intelectual, frecuente en su casa. Estudió latín y griego, alemán, inglés, matemáticas y física y también se interesó por la música.

Era una persona muy inteligente y cuando comenzó a hacerse mayor, y para sorpresa de su padre, desarrolló una gran belleza. Se convirtió en una mujer culta, segura de sí misma y con las ideas claras. Se casó con 19 años con el marqués Florent–Claude de Châtelet-Lomont, el cual tenía 30 años, era un rico coronel y permanecía casi todo el tiempo lejos de casa.

No tenían nada en común, pero a Émilie no le importaba, ya que tenía más tiempo libre que si hubiese permanecido soltera. Llevará una vida cómoda, propia de la alta sociedad parisina. Tendrá una hija durante el primer año de matrimonio llamada Gabrielle Pauline, después su hijo Florence Louis.

Sin descuidarlos, los dejará en manos de institutrices para poder seguir dedicándose a lo que realmente le apasionaba: sus estudios.

Émilie, gracias a su posición, pudo rodearse de los mejores y más influyentes pensadores del siglo XVIII. Se disfrazó de varón para poder entrar en los cafés de moda en París y reunirse con los científicos más famosos de su época.

En 1733 conoció a Voltaire, al que se unió intelectual y sentimentalmente. Tenían los mismos intereses y ella encontró en él un compañero de discusión y una persona que la admiraba y la respetaba.

Voltaire, a causa de sus escritos, era perseguido por la policía secreta, por lo que tuvieron que exiliarse, refugiándose juntos en el castillo de Cirey, propiedad del marido de Émilie. Allí estudiaron y trabajaron juntos. Crearon una biblioteca y convirtieron la mansión en uno de los principales salones franceses de discusión científica, donde se formará el llamado grupo de Cirey, liderado por el matemático Pierre Luis Maupertius. Allí Émilie impartió clases a los científicos de la época.

En 1748 Émilie conoce al marqués de Saint–Lambert, del que se enamora y queda embarazada con 42 años. Estaba trabajando en la traducción de los Principia de Newton y su temor a no sobrevivir al parto y a no finalizar la obra la llevó a trabajar sin descanso durante su embarazo. Tanto es así, que circulaba el rumor de que su hija nació en el despacho, mientras ella escribía. Ocho días después de dar a luz, cuando todo parecía estar bien, Émilie muere repentinamente. Su hija recién nacida falleció también unos días después.

La aportación principal de Émilie al mundo de las matemáticas, fue la traducción del latín al francés de los Principia Matematica de Newton, con comentarios que facilitaban su estudio y comprensión. Pese a los elogios de Voltaire hacia su pareja y las cartas de esta, es Voltaire quien hoy en día sigue recibiendo reconocimientos por esta aportación. Madame de Châtelet, escribirá lo siguiente al rey Federico de Prusia:

“Juzgadme por mis propios méritos, o por la falta de ellos, pero no me consideréis como un mero apéndice de este gran general o de aquel renombrado estudioso, de tal estrella que relumbra en la corte de Francia o de tal autor famoso. Soy yo misma una persona completa, responsable solo ante mí por todo cuanto soy, todo cuanto digo, todo cuanto hago. Puede ser que haya metafísicos y filósofos cuyo saber sea mayor que el mío, aunque no los he conocido. Sin embargo, ellos también son más que débiles seres humanos, y tienen sus defectos; así que, cuando sumo el total de mis gracias, confieso que no soy inferior a nadie.” (Alic, 2005:175).

La marquesa de Chatelet, fue la persona que impulsó la obra de Newton en Francia con su traducción de los Principia del latín al francés. En Francia, se estudiaba a Descartes, siendo pocos los científicos que leían a Newton.

Publicó varios ensayos como:

Ensayo de óptica (1736) y Disertaciones sobre la naturaleza y propagación del fuego (1737).

Disertaciones sobre la naturaleza y propagación del fuego surgió a raíz de un concurso de la Academia de Ciencias, ya que la materia del fuego era discutida por aquel entonces. Tanto Voltaire como Émilie deciden participar y empiezan a realizar experimentos llegando a conclusiones diferentes.

Finalmente ganó el concurso Leonhard Euler y dos personas más, pero debido a las interesantes aportaciones y a la fama que la pareja estaba adquiriendo, publicaron los ensayos de Emilie y Voltaire junto con los de los ganadores.

Escribió el Discurso sobre la felicidad, una obra que es el reflejo mismo de la personalidad de Émilie: segura de sí misma, defensora de los grandes placeres de la vida y tachada de libertina por sus contemporáneos. En su obra defiende todo aquello que produce sentimientos agradables, ya que cuantos más se tienen, más felices podemos ser. Así, por ejemplo, defendió el derecho al estudio de las mujeres.

Para facilitar el estudio a su hijo de doce años, escribió un libro llamado Las instituciones de la física, en el año 1740. En esta obra, trabaja sobre el cálculo infinitesimal y la física de Leibniz, que compagina con la física de Newton, y se incluyen conceptos como el de energía cinética. Émilie pidió al maestro de matemáticas Koenig que le revisase, en Cirey, los capítulos dedicados a la metafísica de Leibniz, y Koenig volverá a Paris apropiándose de su trabajo. Aunque la Marquesa de Châtelet reivindicó la autoría, no se le reconocerá esta hasta después de su muerte.

Estudió a Descartes y a Leibniz y contribuyó a la revolución científica en Francia con las ideas de Newton, conocidas hasta el momento por pocos científicos franceses. En su salón se reunían habitualmente los científicos Moreau de Maupertuis y Alexis Claude Clairault, defensores de la idea de Newton de que la tierra es achatada por los polos y no una esfera como defendía Descartes. Los dos científicos protagonizaron una expedición a Laponia para medir un meridiano y así demostrar su teoría. El paso intelectual de Descartes a Newton no hubiese sido posible en Francia sin la traducción de los Principia realizados por Émilie en 1745. A esta traducción añadió un comentario algebraico. La traducción se publicó en dos partes, en 1756 y en 1759.

Newton fue el primero en utilizar el cálculo para aplicarlo a la física. En sus Principia Mathematica resolvió el problema del movimiento planetario mediante los métodos del cálculo. Los Principia constan de tres libros. Constituía una obra de cierta dificultad y para entenderla había que poseer avanzados conocimientos de geometría. En el libro primero se enuncian las tres leyes fundamentales de la dinámica, en el segundo se trabaja el cálculo diferencial y los fluidos y el tercero se dedica a la Ley de gravitación universal.

Tanto Leibniz como Newton desarrollaron las leyes de diferenciación e integración, segundas derivadas y derivadas de orden superior. Con estos matemáticos, las integrales y las derivadas pasaron a constituir instrumentos esenciales dentro del cálculo. Expusieron también el “Teorema fundamental del cálculo”, que nos explica que la derivación y la integración son operaciones inversas.

Émilie era una experta en el cálculo diferencial y en derivadas, una herramienta de cálculo fundamental en diversos estudios, siendo utilizada en física, química, biología o economía.

1 comentario en «309 aniversario del nacimiento de Émilie du Châtelet»

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